El acto, organizado por la AABI, ha contado con la presencia de cuatro veteranos de la batalla.
La mañana del sábado 26 de febrero, alrededor de trescientas personas se reunían en las inmediaciones de la fábrica de cementos Portland Valderribas de Morata de Tajuña para participar en la 4ª Marcha Memorial del Jarama, organizada por la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales. Este paseo-homenaje, que ha gozado de un tiempo espléndido, ha recorrido este año el área donde se desplegó y luchó la XI Brigada Internacional en la que fue una de las batallas más importantes de la Guerra Civil. Los participantes han iniciado la ruta a las diez de la mañana, transcurriendo entre canciones e himnos de batalla de las Brigadas Internacionales y ondear de banderas republicanas, para llegar a la una del mediodía al pie del monumento a los Internacionales en Morata de Tajuña, donde ha tenido lugar un emotivo homenaje con música y vino español, que ha contado con la presencia de cuatro veteranos combatientes del bando republicano que participaron en la Batalla del Jarama.
El nutrido grupo que se reunía a las diez de la mañana al lado de la cementera iniciaba el camino desde la zona de despliegue de los cinco batallones de la XI Brigada Internacional después de cantar la marcha del Batallón Thälmann y dar vivas a la XI Brigada y a la República. Severiano Montero, presidente de la AABI, nos explicaba el día anterior cómo este año habían decidido centrar la marcha en la XI Brigada, después de que en anteriores ediciones se prestase más atención a la XV, con la intención de ir homenajeando a todas las demás brigadas internacionales en próximas ediciones. Esta marcha, por lo tanto, ha contado con una importante participación alemana, una de las principales nacionalidades representadas en la XI. También era nutrido el grupo de irlandeses, algo sin duda favorecido por la presentación, la tarde del viernes, de un libro sobre la vida y poemas de Charlie Donnelly (poeta y brigadista irlandés caído en la batalla del Jarama) y por el homenaje que se le iba a tributar después de la comida.
La comitiva marchaba entre los olivos, paisaje ensangrentado setenta y cuatro años antes (ya lo dijo el propio Donnelly poco antes de morir: “aquí, hasta las olivas sangran”). Tras un buen rato de marcha, hicimos un alto en el camino, en un lugar donde se divisaba bien todo el valle del Jarama. Desde allí podíamos contemplar el parque temático de la Warner Bros., detalle que no interesaría demasiado en esta crónica si no fuera porque el puesto de mando del general Orgaz, mando supremo de las tropas franquistas en la Batalla del Jarama, se encontraba justo al lado de donde hoy está el parque.
Era aquel un paraje muy evocador: desde la zona en que nos encontrábamos se lanzaron al ataque los batallones de la XI Brigada el 14 de febrero, con un empuje que estuvo a punto de echar a los franquistas al otro lado del río, cosa que habrían conseguido de no ser por los cañones alemanes de 88 milímetros y tiro rápido, originalmente antiaéreos, pero que empezaban también a demostrar su eficacia en tiro directo contra blancos terrestres. Pese a no romper las líneas franquistas, este “empujón” permitió a la cercana XV Brigada Internacional rehacer sus líneas, muy castigadas por las tropas franquistas. En recuerdo a los allí caídos en defensa de la República, los asistentes cantaron “Jarama Valley”, adaptación hecha por los brigadistas de la canción popular “Red River Valley”, y sin duda una de las más conocidas tonadas de los internacionales en la Guerra Civil.
Como ya íbamos justos de tiempo, apretamos el paso en dirección a la colina de las Brigadas Internacionales, donde se halla el monumento dedicado a estos hombres y mujeres que vinieron a combatir al fascismo en España, procedentes de 52 de los 66 países reconocidos en aquel entonces por la Sociedad de Naciones. De camino, pudimos contemplar la otra “colina del suicidio” del Jarama (además de la famosísima del batallón británico de la XV Internacional, donde perecieron todos sus defensores). Me refiero a las posiciones que defendió el Batallón Lincoln desde el 16 de febrero hasta el 23, cuando fueron relevados después de haber sufrido un enorme número de bajas. Allí estuvo también el mencionado Charlie Donnelly, que moriría poco después, el día 27. En su memoria, hicimos un pequeño alto en el camino para que su sobrina Rose Marie leyera su famoso poema “La tolerancia de los cuervos”. Tras el poema, otra canción: “Viva la XV Brigada”, en su versión “Ay, Manuela”.
Por fin, llegamos al monumento a las Brigadas, donde la organización repartió vino y bocadillos. Descansamos unos minutos, comenzando a renglón seguido el homenaje, de elevada intensidad emotiva, con la intervención de representantes de las diferentes organizaciones allí presentes, y con la muy especial participación de cuatro veteranos de la batalla: José Villalba, Juan Antonio Mayoral, Joaquín Sánchez y Luz Alonso, que animaron a los allí presentes a “seguir luchando por la libertad”. Para cerrar con broche de oro el acto, el cantautor Enrique Sabaté nos interpretó una bellísima canción dedicada a Charlie Donnelly. Como es habitual en las marchas de la AABI, “La Internacional”, interpretada puño en alto, puso punto y final al homenaje. Por cierto, antes de irnos, el presidente de la AABI nos reveló una primicia: el año que viene es bastante probable que la marcha tenga lugar en Guadalajara, para conmemorar el 75º aniversario de la mayor victoria de la República. Allí nos veremos…
ALACALLE
Texto: Roberto Blanco Tomás. Fotos: Álvaro Minguito
Publicado en Nodo50 el 2 de marzo de 2011Más fotografías en www.alvarominguito.net