Pese a comenzar el día con una intensa lluvia que se ha mantenido de forma intermitente durante toda la jornada, a las nueve y media de esta mañana un nutrido grupo de personas esperaba a los organizadores en el punto designado para la cita de la primera de las excursiones por el escenario de la batalla del Jarama. Al final han sido más de treinta personas las que se han animado a dar un paseo muy especial por el campo, motivo por el cual la organización estaba a última hora de esta tarde valorando si avisar a un autocar más para mañana si amanece con buen tiempo.
La ruta de hoy ha contado con la orientación y guía de Javier Rodríguez Fernández, autor del libro “Fortines. Centinelas de hormigón en el frente de Madrid” y creador de la página web fortines.com, además de vicepresidente de Tajar, y hay que destacar el auténtico lujo que resulta tenerle al lado a la hora de visitar fortificaciones. Sus acertadas y precisas explicaciones te ayudan a entender muchísimo mejor lo que estás viendo. Bravo por él…
El autobús nos llevó hasta el cruce de la carretera de Morata a San Martín de la Vega con la Cañada Galiana, donde pudimos ver diversos fortines de un punto fuerte del bando rebelde (mientras que los republicanos, habitualmente a la defensiva, adoptaban un sistema más lineal, las tropas de Franco, al tener una vocación claramente ofensiva, solían disponer sus fortificaciones en puntos fuertes, controlando las zonas clave a nivel estratégico y dejando libres más tropas para el avance). Estas fortificaciones son posteriores a la batalla del Jarama, de cuando el frente estaba ya estabilizado allí, por lo que se observa una construcción más cuidada. Probablemente el aspecto más destacable de este punto fuerte lo constituya el encontrarse situado a menos de trescientos metros de las líneas enemigas, algo único en toda la zona de la Comunidad de Madrid.
Después de esto (y de atesorar una enorme plataforma de barro en las suelas de nuestras botas), enfilamos la pista hacia la zona de la famosa “Colina del Suicidio”, lugar emblemático de la Batalla del Jarama donde el Batallón Británico de la XV Brigada Internacional detuvo el avance de las tropas del coronel Asensio Cabanillas. Observando desde el monumento al Batallón Británico pudimos ubicar la “Colina del Suicidio” (así conocida porque sus defensores decidieron perecer todos en su defensa antes que retirarse), el llamado “Knoll” (desde donde las ametralladoras manejadas por las tropas marroquíes de Franco batieron los avances republicanos que intentaban retomar la loma) y la “Colina Cónica”. Desde luego, se trata de un lugar realmente evocador…
La lluvia, que había atenuado su caída, volvió a repuntar en aquel lugar, acercándonos un poco más al campo de batalla que estábamos visitando, ya que aquellos días de febrero de 1937 también hizo un tiempo de perros. Con nuestros chubasqueros y paraguas encaminamos nuestros pasos hacia la posición franquista situada en la Jara Alta, donde pudimos ver algunos ejemplares también únicos en el frente de Madrid, destacando el enorme y semidestruido complejo fortificado que batía desde el flanco el llano que debían cruzar las tropas republicanas para asaltar el Pingarrón, posición clave del frente del Jarama. Hay que destacar que se trata del primer complejo fortificado construido por el bando rebelde. En este lugar, David Loriente, presidente de Tajar, nos hizo un interesante resumen de la batalla que arrancó los aplausos de todos los presentes.
De vuelta al autocar por el camino de Valgrande tuvimos también la oportunidad de echar un vistazo a los restos una fortificación republicana de lo más peculiar, construida aparentemente con bastante prisa, y que, por su plataforma característica, debió albergar a una ametralladora.
Ya en Morata, visitamos el museo de la Batalla del Jarama del Mesón “El Cid”, que posee una colección de restos y material encontrado realmente notable: desde un mortero “Valero” a la trasera de un coche Fiat Balilla, pasando por unas cajitas de Juanolas de la época, que despertaron especialmente mi atención por lo curioso. Por supuesto, también había balas, proyectiles, medallas y utensilios de trinchera de todo tipo. Una visita para no perderse.
Ya por la tarde, a las cinco y media, continuaron los actos en la Casa de la Cultura de Morata de Tajuña con una conferencia a cargo de Javier Rodríguez, nuestro estupendo guía de la mañana, que repasó, sistematizó y amplió todo lo visto en el paseo y bastante más, con ayuda de mapas activos que facilitaron al público la comprensión de la batalla en clave geográfica y la ubicación de los restos visitados entendiendo mejor por qué estaban allí y qué función cumplían.
Rodríguez finalizó su exposición realizando una bien fundamentada defensa del objetivo principal de Tajar, la conservación de los restos de la batalla del Jarama, justificándola por su valor histórico, la potenciación de la oferta cultural que supondría y la atracción turística a que pueden dar lugar. Atracción que ya suponen, dado el elevado número de visitas a la zona por parte de veteranos y sus familiares, y de estudiosos de nuestra contienda civil. Para este objetivo, Tajar propone tres líneas principales de actuación: la catalogación de los restos, el diseño de rutas y su difusión, y la organización de actividades como la que nos ocupa.
Como cierre, Javier compartió con nosotros una reflexión personal: “todos estos restos protegieron y salvaron la vida a muchos de nuestros antepasados. Es de ley, por lo tanto, que hoy los protejamos nosotros a ellos”.
Las actividades de la tarde concluyeron con la proyección del documental “Tierra española” (“The Spanish Earth”,1937), de Joris Ivens, en el que Morata de Tajuña y la batalla del Jarama tienen un protagonismo especial. La cinta cautivó el interés del público asistente, especialmente el repaso dado a los fotogramas en que aparece el pueblo en aquella época.
ALACALLE
Texto: Roberto Blanco Tomás. Fotos: Vanessa Agustín.
Publicado en el blog de la Asociación Tajar el 19 de febrero de 2011
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